Dos viejos amigos se encontraron el otro día, no recuerdan ya casi nada, ni voces ni caras amigas... tan solo existe el presente pues el pasado está siendo borrado. Pasean siempre del brazo de un familiar o una enfermera, y si no llega a ser por ellas ni siquiera se hubieran molestado en saludarse. Al hacerlo y trás varias explicaciones sobre el despiste, empezaron a hablar del tiempo, de la comida de esta mañana (pues no recordaban la de ayer) o de lo que les había ocurrido hace solo unos minutos.
Se despidieron con un abrazo y dieron media vuelta, brotaban de sus ojos unas pequeñas gotas que al instante los llenaron por completo. Imposible fue reconocer a aquel a quién durante la guerra salvó su vida para su memoria, pero no para su corazón.